Esta es la historia de un monumento que ya no existe.
En el año 1934 se creó por Ley del Congreso Nacional una comisión para la construcción de un monumento a la memoria de Juan Bautista Alberdi.
Una piedra fundamental fue colocada cuatro años después en Plaza Constitución de la ciudad de Buenos Aires. La misma fue traída desde la provincia de Tucumán, cuna del pensador y estadista. La pieza tenia una dimensión de 60 x 90 cm y fue una donación de la familia Aráoz que la extrajo de sus yacimientos en La Fronterita en la localidad de Famaillá. En el acto estuvo el entonces presidente de la nación Roberto Ortiz.
En 1960 la Comisión Nacional de Homenaje a Juan bautista Alberdi llama a un concurso internacional para la construcción del monumento. Se presentaron 18 proyectos cuyas maquetas se pudieron ver en una exposición abierta al publico en los salones de las tiendas Harrod´s de Buenos Aires hasta septiembre de 1961 cuando un jurado determinó los premios.
El primer premio y adjudicación de la obra fue para la maqueta QUO VADIS? obra del arquitecto argentino Carlos María Corvo (1908-1994) y del escultor italiano Mario Arrigutti (1901-1992). QUO VADIS? en latín significa: ¿a dónde vas?.
La tareas en Plaza Constitución comenzaron de abril de 1962 y la obra demandó dos años hasta su inauguración. Fue deliberado que el lugar elegido para la instalación tenga algún tipo de relación con el monumento aunque más no sea por el nombre, como una forma de reafirmar su sentido.
La obra terminada ocupaba una superficie de 250 metros cuadrados. Un largo de 23 metros y un ancho de 12 metros en su cara posterior y 8 metros en su cara principal.
Sus costados poseían dos alto relieves: uno simboliza la Paz y la Victoria y el otro el Pensamiento y el Saber.
El monumento en sí encerraba un salón de actos y biblioteca, que poseía entrada por su parte posterior con un hall interior y una escalinata de acceso. Este salón de actos tenía un escenario destinado a dar conferencias y exhibición de películas, un detalle que convertía al monumento en un dispositivo útil además del propiamente conmemorativo.
Los costados del monumento estaban esculpidos en piedra Mar del Plata martelinada al igual que los alto relieves. En el basamento, costados laterales, escalinatas, base de la figura, rampas, frente de la biblioteca y los detalles exteriores, se colocaron mármoles de Punilla, Córdoba, entonados de gris, blanco limón y verde mar, totalmente pulidos y lustrados.
Coronaba el basamento la figura de Alberdi fundida en bronce estatuario con una altura de 5 metros La estatua del prócer estaba concebida, según el arquitecto, dentro de un concepto moderno, invocando la misma el vigor y la plenitud de Juan Bautista Alberdi, a la edad de cuarenta años, época en que escribió Las Bases.
El arquitecto Corvo sostenía que el monumento debía responder a la época con un nuevo sentido, con formas más adecuadas, rompiendo con los esquemas tradicionales de basamento, pedestal y clásicas molduras.
Su propuesta, decía, debía ser austera con sus líneas rectas y sobrias. Una gran rampa en forma ascendente, junto a las paredes laterales, darían el simbolismo de una ascensión hacia la legalidad constitucional cuyo máximo exponente se encontraría en la figura de Alberdi en la estatua obra del escultor Arrigutti.
Un macetero circular al costado de la figura, contrastaba y equilibraba la base plana y recta. Llevaría flores y sería el detalle de color del monumento.
El 29 de agosto de 1964, natalicio del prócer, se inauguró el monumento con la presencia del presidente de la nación Dr Arturo Illia. También estuvo presente el canciller uruguayo Alejandro Zorrilla de San Martín.
El lugar donde estaba el monumento fue transformado. Se creó un centro de transbordo de pasajeros inaugurado en 2017. El monumento fue destruido y en su lugar quedó una plaza seca.
Solo la estatua del prócer fue conservada, concluidas las obras volvió a colocarse sola a un costado de la plaza sobre un bloque de hormigón sin ninguna indicación. Durante el tiempo que duró la remodelación se mantuvo en un depósito de Monumentos y Obras de Arte del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires donde permaneció junto a otras obras que requieren cuidado y restauración.
Una parte de este trabajo tuvo su origen en una convocatoria realizada a fotógrafos latinoamericanos denominada Caminos Conjuntos en el marco del Festival de Fotografía de Montevideo Uruguay - MUFF- organizado por el Centro de Fotografía en 2016 y 2017.
La propuesta de trabajo fue la de investigar la (in)visibilidad de los monumentos patrios a través de la fotografía. La investigación y el desarrollo del proyecto hasta su exhibición estuvo coordinada por la artista brasileña Rosangela Rennô que llevó adelante la discusión grupal de los trabajos individuales.